"Las zapatillas en mi tejado estaban,
la tela y plástico que cubría mis pies retiré
cuando de soslayo la hierba sentía el viento
que la mecía y acariciaba.
Las flores a modo de pinza desplumé.
Mangatas solares en el rocío matinal se asomaban
y me sonreía, y con su luz; el gesto les devolví.
Tuve una conversación con las pequeñas gotas
de una mañana de a abril.
Las deslizantes hojas que en los aires navegaban
junto a la susurrante brisa me abrazaron y yo las abracé.
En el tejado las zapatillas esperaban.
Era el momento de volver y junto a los caminos volví,
de aquella mañana de luz y rocío me alejé.
Y con las zapatillas, cargadas de una etérea melancolía,
de aquel jardín huí,
del paraíso de luz abundante me alejé."
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